Adulto Contempo

No es un niño... No es precisamente un adulto... Entonces, ¿qué es? Adulto Contempo: tendencias, clichés, obsesiones. Todos los miércoles de 18 a 19 hrs. por www.quiteloudfm.com

miércoles, 19 de septiembre de 2007

El triangulo



Solamente una vez... he sostenido un romance clandestino con un hombre casado estando consciente de su estatus marital y de mi condición transgresora. Seguramente he salido con otros hombres casados aunque sin saberlo de cierto: a menudo me he relacionado casi de forma exprés con individuos que se aseguran separados o en transición o con vistas a divorciarse, y debo decir que no en todos los casos me he visto en la penosa necesidad de confirmar o desmentir sus promesas. Pero, volviendo a aquel intenso y expreso idilio, quisiera decir que sólo el primer encuentro, de los cinco que tuvimos, fue pleno. Sobre el resto pesó siempre la culpa. Desde luego que era una sensación ambivalente, porque el malestar persecutorio se diluía en cada beso, en cada espera, en cada traslado al lugar, a la esquina de siempre.

¡Qué sensación! De sólo recordarla vuelvo a sentir escalofríos: minutos antes de estacionar el auto, ya me sabía inquieta, ruborizada, ilusionada, sonriente y con el corazón "batiendo como un tambor", diría la Piaf. Y, fíjense, a pesar de que ahora (casi ocho meses después de terminada la relación relámpago) he logrado conservar los mejores recuerdos, en algún momento viví amargamente la posibilidad de que nuestro affair fuera descubierto por la mujer de mi ex amante. ¿Y cómo? La verdad, solíamos ser discretos; nos veíamos en lugares que no "hacían demasiadas olas", procurábamos no besarnos en público, coincidíamos cuando mucho un par de horas... Al parecer, teníamos las cosas bajo control. Sólo había algo que podía desbordarse: en efecto, la comunicación a través de la tecnología; léase: mensajes de texto y correos electrónicos.

Ahí, ninguno de los dos fue cauteloso; yo, mucho menos. Expresé, denuncié, confesé como la más ingenua. Me desbordé como si me quedara un mes de vida: escribí, escribí, escribí: cartas de sorpresa y descubrimiento, cartas dolorosas, cartas de despedida, cartas reconciliatorias; escribí poemas, cuentos involuntarios, crónicas de tardes tristes (cuando no había citas ni emails ni un mensajito). Escribí para darme la media vuelta, para renunciar a una relación prohibida, y escribí para darle el beneficio de la duda. Mandé mensajes de texto con el alba, al anochecer y en medio de la madrugada: para preguntar dónde estás, para decir te extraño, para jurar me voy.

Todo estaba siendo registrado, por las dos vías; algo en lo que no pensé. Y de hecho nunca supe si la relación fue descubierta; creo que nunca lo sabré. Lo que sí es que la última vez que quede de verme con mi entonces "amante" , no coincidimos. Es decir, la cita no llegó. Ambos nos levantamos mucho más tarde de la hora convenida, cada quien por diferentes motivos, y cuando tratamos de comunicarnos para saber qué íbamos a hacer, resultó que nuestro mundo había cambiado. Yo había despertado con una cruda de aquéllas: la noche anterior había bebido vino y bailado hasta quedar tendida/rendida sobre la alfombra; y él había tenido un pleito terrible con su mujer, al grado que, según me dijo, ésta se había ido de la casa. Lo primero que pensé es que habíamos sido descubiertos y, ¿de qué manera?, obvio: por los mensajes de texto. Tiempo después, cuando tuvimos oportunidad de hablar al respecto, mi ex amante exprés me dijo que su esposa nunca había leído nada y que su separación era algo que se había gestado desde antes. Nunca sabré si dijo la verdad. Lo que sí es que la paranoia que viví ese sábado ha sido una de las sensaciones más devastadoras. Si en un principio sentí temor ante el hecho de ser expuesta, después me entristecí por pensar en el dolor de la mujer al saberse traicionada, algo que nadie quisiera vivir.

Por esas fechas, conocí una fotógrafa, quien me contó que su matrimonio se había terminado por la infidelidad de su entonces marido, misma que había descubierto a través del teléfono celular. Dada mi experiencia, la suya y la de tantos otros, no está de más preguntar: ¿Existe alguna relación entre los mensajes de texto y la infidelidad? Aparentemente, sí. Un estudio realizado en Estados Unidos, reveló que la mayoría de personas infieles y quienes padecen fobia al compromiso, suelen concertar su primera cita clandestina a través de SMS: estamos hablando de seis de cada 10, mientras que el resto, es decir, alrededor de un tercio, prefiere llamar por teléfono. Según dicho estudio, los solteros que están en busca de una aventura son cinco veces más propensos a bombardear con mensajes de texto a las personas de su interés: estamos hablando de 16 por ciento contra cinco por ciento de aquellos que buscan una relación "verdadera".

En efecto, los mensajes de texto están modificando la manera en que adolescentes y adultos contemporáneos se relacionan. De hecho, más de la mitad de usuarios de teléfonos celulares (con edades entre 18 y 24 años) han enviado o recibido una invitación para tener una cita. Asimismo, 53 por ciento de esta población estuvo de acuerdo en que los mensajes insinuantes a través de la telefonía celular son una forma de engaño o infidelidad. Mientras que 54 por ciento de las mujeres encuestadas, menores de 25 años, dijeron que igualmente se servían de los mensajes de texto para hacer que pretendientes indeseables desistieran de buscarlas. “Es un tipo de zona subliminal", dijo una de las entrevistadas: "Un foro exclusivo donde las reglas sociales no operan: la gente suele decir en el texto cosas que nunca diría en la vida real”.

Yo he dicho cosas pavorosas. He escrito mentiras que duele enviar y duele recibir. He abierto y cerrado puertas. He dicho más de lo que debía y mucho menos de lo que quería. Al final, llego a la misma conclusión: lo que no fluye directamente entre dos personas, difícilmente lo hará a través de SMS y correos electrónicos. No soy nadie para recomendar nada, pero, en mi caso, quisiera hacerme el propósito de servirme de ese tipo de tecnología a discreción.

1 comentarios:

A las 30 de septiembre de 2007, 3:37 , Anonymous Anónimo ha dicho...

Me alegra saber de que le guste el blog. Cada uno intenta hacer lo que puede.

 

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