Adulto Contempo

No es un niño... No es precisamente un adulto... Entonces, ¿qué es? Adulto Contempo: tendencias, clichés, obsesiones. Todos los miércoles de 18 a 19 hrs. por www.quiteloudfm.com

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Destensar el arco



“¿Qué opinas sobre las chicas que tienen sexo en la primera cita?” fue una de las preguntas formuladas a los finalistas de una competencia para posar en un calendario para mujeres. Flavio, participante argentino de unos 27 años, respondió que tal actitud le impediría “tomar en serio” a la chica en cuestión: “¿qué sé yo dónde habrá pasado la noche anterior?”. Previo a la eliminatoria, la cámara levantó opiniones entre mujeres de Buenos Aires, Caracas y Distrito Federal, las cuales versaban sobre lo mismo: “¿Sexo en la primera cita? Go for it!”. Por algún motivo, el aspirante de ojos azules, hoyuelos en las mejillas, dentadura perfecta y cuerpo soberano, no pasó a la siguiente ronda.
Y es que, aun en un tiempo en que se aplaude a personajes femeninos que eligen, viven y disfrutan libremente de su sexualidad -- Ally McBeal, Elaine Benes y Samantha Jones, por mencionar algunos–, por otra parte persiste una cierta ambivalencia hacia tener relaciones sexuales con alguien que se acaba de conocer. ¿Pudor? ¿Precaución? ¿Inseguridad emocional? ¿Revancha?
Cualquiera que sea la causa, me parece que la sensación no es algo nuevo. En la segunda guerra mundial, durante el tiempo en que soldados estadunidenses estuvieron emplazados en Inglaterra, los uniformados y las mujeres inglesas se acusaban mutuamente de falta de delicadeza, y todo porque las etapas del cortejo –intercambiar miradas, acercarse, conversar, hacer el amor-- si bien eran parecidas, no suponían el mismo orden.
Si nos vamos más atrás, un manuscrito que data del siglo XVII y que reproduce las cartas de Madame Ninon de L’Enclos al Marqués de Sévigné, explica el titubeo así:
“¿Creéis que no deseo en el fondo tanto como vos gozar de los encantos del amor? Pero cuanto más arrebatadora es la imagen que se forma en mi imaginación, más temo que sea una bella quimera, y si rehúso entregarme a ella es sólo por temor a ver terminarse demasiado pronto mi felicidad.”
La escritora Nancy Friday atribuye el malestar que genera la disyuntiva de tener o no relaciones sexuales en una primera cita a la incapacidad de diferenciar entre el sexo y el amor, mucho más común entre mujeres que entre hombres. De ahí que proponga a las chicas explorar por sí mismas “los laberintos de su genitalia” antes de enamorarse y padecer la esclavitud post-sexo en espera de la llamada del día después. O cuando menos del mensajito, diríamos hoy.
¿Se puede tener sexo de manera aislada? Hace poco llegó a mi buzón un libro que había estado agotado durante la segunda mitad del año pasado: Amor líquido, del sociólogo Zigmunt Bauman. En él, el autor afirma que el sexo ha sido percibido como algo “inseguro” mucho antes del descubrimiento del SIDA y que los encuentros sexuales siempre han generado ambigüedad: el primer paso hacia una relación o la coronación de la misma; una etapa dentro de una sucesión significativa o un episodio único:
“Ningún episodio está a salvo de sus consecuencias”, concluye Bauman. “La incertidumbre jamás se disipará completa e irrevocablemente”.
Sea que el encuentro se acelere o se posponga, que sea intempestivo o calculado, una cosa es cierta: lo que está en la mira es la vivencia de la sexualidad. A menudo se nos sugiere tensar el arco, cuando es que esta “tensión” puede variar de un mes a la tercera cita a cinco sesiones de calentamiento... Hay que ver la marea de prejuicios y desconocimiento que se derivan de ese afán por cultivar el arte de la paciencia de manera previa y no posterior al acto sexual. Definitivamente, nos perdemos de un buen trecho al reducir la experiencia sexual al dilema de punto de llegada versus punto de partida.
Hay mucho más detrás de un “zambullirse en la cama” a la menor provocación: enamoramiento, deseo, simples ganas, pero también una manera de encontrarle un cauce a los silencios, a los nervios, a la euforia, a la serie de emociones que comienzan a estallar. ¿Dónde ponerlas, cómo contenerlas? Tan fácil: que los cuerpos se hagan cargo, que cada quien libere su bestia para al final darse cuenta de que no hay vencedor, de que ni siquiera hubo combate, y que, a pesar de que los cuerpos parecen plenos y satisfechos, el ímpetu continúa.
Si lo analizamos detenidamente, y a menos que uno sea jurado de una carrera de resistencias, no hay ninguna razón por la que tener sexo en la cuarta salida sea “mejor” o más seguro que tenerlo en la primera. Al final, es tan humano soltar las amarras como tensarlas.

Texto publicado por Rose Mary Espinosa en la columna Lipstick en el espejo, Revista GQ México, abril de 2007.

martes, 2 de octubre de 2007

Que olvidadas estan las sortijas




El título de este texto está inspirado en un poema del español Pedro Salinas, poeta del amor y los desencuentros, y sirve para dar pie al tema del día: el matrimonio a la baja. Un artículo británico titulado "¿Aceptas a este hombre? No, gracias" revela que el matrimonio ha perdido su encanto. ¿Cómo paliar esta depreciación? El texto sostiene que, si bien no se le ha perdido el respeto, sí ha dejado de ser una fórmula que organice la vida como solía hacerlo antes debido, principalmente a dos factores: la incapacidad de la sociedad para dictar las elecciones individuales y la creciente autonomía de las mujeres.

En Estados Unidos, por ejemplo, una encuesta levantada en 2005 reveló que las parejas casadas conformaban una minoría: apenas 49.7 por ciento de los hogares, lo que no significa que asistamos al funeral del matrimonio, sino que éste cada vez enfrenta una mayor competencia, especialmente por las implicaciones económicas y sociales que supone, lo que queda confirmado cuando se observa el aumento de adultos que prefieren la soltería, la unión libre o quedarse a vivir con sus padres. Este último fenómeno es conocido también como el "síndrome de Peter Pan".

En el caso de las personas más jóvenes, la apuesta por casarse se antoja ambivalente. Por una parte, es la tierra prometida al amor, el compromiso y la fidelidad. Por la otra, en el país vecino del Norte se realizó un estudio entre mujeres jóvenes que, en su mayoría, se mostraron desencantadas ante la idea de unir sus vidas a una pareja a través de un contrato: "No me quiero casar", relató una de las entrevistadas: "He visto cómo se han destruido distintos matrimonios a mi alrededor. Y aquéllos que sobreviven no son del todo felices: todos mis amigos y familiares casados me advierten que no cometa "su mismo error".

"Mi madre, mi abuela y mi bisabuela tuvieron bodas fastuosas, echaron la casa por la ventana y ahora hay que verlas: las tres están divorciadas", refiere otra adolescente. En tanto, según otro estudio, llama la atención lo que ocurre en el estado de Georgia, en Estados Unidos, donde desde los últimos años se ha observado que de cada 10 bebés, cuatro nacen fuera del matrimonio, alejándose de la tradición y convirtiendo la región en un bastión de madres solteras.

¿Qué ocurre en otros países? En la Gran Bretaña se registra una marcada tendencia a "vivir juntos" sin restricciones, lo que significa que las parejas que no están casadas exceden a su contraparte. La proporción se ha invertido a lo largo de los últimos 25 años. Similarmente, según la revista Psychologytoday, la opción de 'L'amour without marriage' (Amor sin matrimonio) revela que los franceses prefieren relaciones largas que no pongan en riesgo el romance. De hecho, el país galo registra una disminución de 30 por ciento en los matrimonios así como un número creciente de parejas decididas a criar hijos y adquirir propiedades sin que medie una boda religiosa o civil. Este patrón es reiterativo en el norte de Europa: un ímpetu en dejar atrás las tradiciones de antaño rumbo a una independencia personal, también conocido como "suave revolución" (soft revolution).

En efecto, cada vez mas parejas le dan el sí a "compartir el mismo techo", sin que ello implique firmar un documento. Y esto está íntimamente relacionado con el mayor peso que se le atribuye a una relación sin papeles de por medio. No es raro que las personas se involucren en uniones libres con vistas a allanar el camino al matrimonio. Sin embargo, lo que ocurre frecuentemente es que este tipo de cohabitación les resulta tan cómoda que difícilmente suelen dar el "siguiente paso".

Pero esta aversión hacia el matrimonio no es nueva. Ya Nietzsche había escrito que aunque contraer nupcias podría ser una aventura exigente y bella, a menudo resultaba en "mediocridad y bajeza":

"¡Lamentable miseria del alma de a dos! ¡Basura del alma de a dos! ¡Penoso bienestar de a dos! (....)
"Partió como un héroe en busca de verdades; sólo capturó una pequeña mentira edulcorada. A eso llama su matrimonio (...)
"Muchas locuras breves es lo que llamas amor. Y a esas breves locuras el matrimonio pone fin mediante una prolongada estupidez."

¿Cómo podría durar la primavera?, se pregunta André Compte-Sponville, ¿cómo seguir enamorado del cónyuge? "Al principio todo parece maravilloso en el otro; después, el otro se nos muestra tal cual es". El o la desposada es la misma persona, aunque apreciada de dos formas opuestas: la soñada, esperada, ausente, y la frecuentada, poseída y presente. Parafraseando a Compte-Sponville, "el marido es el príncipe con quien se ha contraído matrimonio y que ya no falta". Y, con el paso de los años, se corre el riesgo de repetir un patrón casi arquetípico: él cada vez piensa mas en sexo y trabajo y cada vez menos en el amor y en su mujer:

"Él querría paz y placer; ella, felicidad y pasión. Y cada uno recrimina al otro por no ser, o no ser más, lo que había esperado, deseado, amado, y lamenta que sólo sea lo que es. Y aquí el autor cita a Gainsbourg: "Se ama a una mujer por lo que no es, se la abandona por lo que es", lo cual aplica también a la inversa.

¿Es posible prevenirse de un mal matrimonio? ¿Anteponerse a la deslealtad? En China se ha observado una tendencia a contratar detectives privados para vigilar al cónyuge potencial con el fin de no llevarse sorpresas. Más que los propios implicados, quienes suelen pagar por este tipo de servicios son los padres de los novios para asegurarse que sus hijos quemen sus naves con la persona "indicada", la cual suele ser evaluada, principalmente, en cuestiones financieras y vida social.

En suma, la tendencia global indica que, si bien la población actual vive sus primeras citas de amor a una edad mas temprana, el matrimonio es casi una cuestión de veteranos: un giro de 180 grados en comparación con las generaciones anteriores para las cuales, especialmente entre los hombres, finalizados los estudios, lo que correspondía era combinar el trabajo y el matrimonio. Ahora se le da prioridad a la carrera profesional, lo que coloca el matrimonio como un último eslabón.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

El triangulo



Solamente una vez... he sostenido un romance clandestino con un hombre casado estando consciente de su estatus marital y de mi condición transgresora. Seguramente he salido con otros hombres casados aunque sin saberlo de cierto: a menudo me he relacionado casi de forma exprés con individuos que se aseguran separados o en transición o con vistas a divorciarse, y debo decir que no en todos los casos me he visto en la penosa necesidad de confirmar o desmentir sus promesas. Pero, volviendo a aquel intenso y expreso idilio, quisiera decir que sólo el primer encuentro, de los cinco que tuvimos, fue pleno. Sobre el resto pesó siempre la culpa. Desde luego que era una sensación ambivalente, porque el malestar persecutorio se diluía en cada beso, en cada espera, en cada traslado al lugar, a la esquina de siempre.

¡Qué sensación! De sólo recordarla vuelvo a sentir escalofríos: minutos antes de estacionar el auto, ya me sabía inquieta, ruborizada, ilusionada, sonriente y con el corazón "batiendo como un tambor", diría la Piaf. Y, fíjense, a pesar de que ahora (casi ocho meses después de terminada la relación relámpago) he logrado conservar los mejores recuerdos, en algún momento viví amargamente la posibilidad de que nuestro affair fuera descubierto por la mujer de mi ex amante. ¿Y cómo? La verdad, solíamos ser discretos; nos veíamos en lugares que no "hacían demasiadas olas", procurábamos no besarnos en público, coincidíamos cuando mucho un par de horas... Al parecer, teníamos las cosas bajo control. Sólo había algo que podía desbordarse: en efecto, la comunicación a través de la tecnología; léase: mensajes de texto y correos electrónicos.

Ahí, ninguno de los dos fue cauteloso; yo, mucho menos. Expresé, denuncié, confesé como la más ingenua. Me desbordé como si me quedara un mes de vida: escribí, escribí, escribí: cartas de sorpresa y descubrimiento, cartas dolorosas, cartas de despedida, cartas reconciliatorias; escribí poemas, cuentos involuntarios, crónicas de tardes tristes (cuando no había citas ni emails ni un mensajito). Escribí para darme la media vuelta, para renunciar a una relación prohibida, y escribí para darle el beneficio de la duda. Mandé mensajes de texto con el alba, al anochecer y en medio de la madrugada: para preguntar dónde estás, para decir te extraño, para jurar me voy.

Todo estaba siendo registrado, por las dos vías; algo en lo que no pensé. Y de hecho nunca supe si la relación fue descubierta; creo que nunca lo sabré. Lo que sí es que la última vez que quede de verme con mi entonces "amante" , no coincidimos. Es decir, la cita no llegó. Ambos nos levantamos mucho más tarde de la hora convenida, cada quien por diferentes motivos, y cuando tratamos de comunicarnos para saber qué íbamos a hacer, resultó que nuestro mundo había cambiado. Yo había despertado con una cruda de aquéllas: la noche anterior había bebido vino y bailado hasta quedar tendida/rendida sobre la alfombra; y él había tenido un pleito terrible con su mujer, al grado que, según me dijo, ésta se había ido de la casa. Lo primero que pensé es que habíamos sido descubiertos y, ¿de qué manera?, obvio: por los mensajes de texto. Tiempo después, cuando tuvimos oportunidad de hablar al respecto, mi ex amante exprés me dijo que su esposa nunca había leído nada y que su separación era algo que se había gestado desde antes. Nunca sabré si dijo la verdad. Lo que sí es que la paranoia que viví ese sábado ha sido una de las sensaciones más devastadoras. Si en un principio sentí temor ante el hecho de ser expuesta, después me entristecí por pensar en el dolor de la mujer al saberse traicionada, algo que nadie quisiera vivir.

Por esas fechas, conocí una fotógrafa, quien me contó que su matrimonio se había terminado por la infidelidad de su entonces marido, misma que había descubierto a través del teléfono celular. Dada mi experiencia, la suya y la de tantos otros, no está de más preguntar: ¿Existe alguna relación entre los mensajes de texto y la infidelidad? Aparentemente, sí. Un estudio realizado en Estados Unidos, reveló que la mayoría de personas infieles y quienes padecen fobia al compromiso, suelen concertar su primera cita clandestina a través de SMS: estamos hablando de seis de cada 10, mientras que el resto, es decir, alrededor de un tercio, prefiere llamar por teléfono. Según dicho estudio, los solteros que están en busca de una aventura son cinco veces más propensos a bombardear con mensajes de texto a las personas de su interés: estamos hablando de 16 por ciento contra cinco por ciento de aquellos que buscan una relación "verdadera".

En efecto, los mensajes de texto están modificando la manera en que adolescentes y adultos contemporáneos se relacionan. De hecho, más de la mitad de usuarios de teléfonos celulares (con edades entre 18 y 24 años) han enviado o recibido una invitación para tener una cita. Asimismo, 53 por ciento de esta población estuvo de acuerdo en que los mensajes insinuantes a través de la telefonía celular son una forma de engaño o infidelidad. Mientras que 54 por ciento de las mujeres encuestadas, menores de 25 años, dijeron que igualmente se servían de los mensajes de texto para hacer que pretendientes indeseables desistieran de buscarlas. “Es un tipo de zona subliminal", dijo una de las entrevistadas: "Un foro exclusivo donde las reglas sociales no operan: la gente suele decir en el texto cosas que nunca diría en la vida real”.

Yo he dicho cosas pavorosas. He escrito mentiras que duele enviar y duele recibir. He abierto y cerrado puertas. He dicho más de lo que debía y mucho menos de lo que quería. Al final, llego a la misma conclusión: lo que no fluye directamente entre dos personas, difícilmente lo hará a través de SMS y correos electrónicos. No soy nadie para recomendar nada, pero, en mi caso, quisiera hacerme el propósito de servirme de ese tipo de tecnología a discreción.

sábado, 15 de septiembre de 2007

Friends with benefits vs. One-night stand



Hace unos días, un "amigo" de hi5 envió una mensaje multitudinario titulado: Amigos con privilegios. En él, nos invitaba (a mí y al resto) a alimentar una cadena de mensajes de la siguiente manera: cada uno tendría que responderle al emisor si le interesaba salir con él o ella o si sólo quería un acostón. En el primer caso, el mensaje debía decir: "soy tuyo", en el segundo, "le daría". ¿Con qué finalidad? El amigo decía que era para saber qué persona del hi5 querría pasar la noche y cuál otra salir y tal vez vivir algo más serio. Ahí mismo, advertía que no importaba si uno estaba soltero o tenía pareja: el chiste era saber si alguien estaba dispuesto a invitarlo a salir o si nada más pensaba en pasar la noche. Otra vez, no termina de quedarme claro el propósito del jueguito, supongo que es más bien una cuestión de ego, pero, bueno, el tema de amigos con privilegios me hace pensar en una encuesta hecha entre jóvenes de Estados Unidos. Al parecer, éstos son menos dados a la llamada "one-night stand" y más al llamado "friends with benefits", debido a que esta última práctica puede conducir a una relación amorosa en el largo plazo. Persiste, eso sí, la distancia emocional y la fobia a comprometerse, no obstante, la relación entre amigos con beneficios apunta a un conocimiento mutuo y profundo. Quién sabe cuál sea el siguiente paso si las cosas caminan...

Otro dato que me sorprendió fue el obtenido en otra serie de encuestas, aplicadas a hombres. Todo parece indicar que los entrevistados coincidieron en que el sexo sin romance no es lo mismo pues adolece de pasión. Esto lleva a cuestionar el estereotipo según el cual los hombres sólo quieren acostarse sin comprometerse. Al parecer, a medida que las mujeres se han vuelto más independientes, esto ha repercutido en que los hombres se hayan vuelto más inseguros. Ya no podemos afirmar que los hombres repudian involucrarse sentimentalmente ni que detestan la monogamia. Si hay algo que frena la inversión emocional en una relación, tanto por parte de hombres como de mujeres, es la prioridad que se le da a la carrera profesional.

Otro de los cambios registrados en los últimos tiempos, se refiere a la concepción que tienen las mujeres sobre los hombres. Hasta hace no mucho, el ideal masculino de una mujer tenía que ver con el de proveedor, es decir, con seguridad económica. Si bien el ideal femenino de un hombre no ha cambiado mucho (la gran mayoría sigue poniendo énfasis en la apariencia, es decir que prefiere una mujer hermosa y/o joven), en el caso de las mujeres y debido a la creciente independencia económica, resulta que se le otorga una importancia cada vez mayor al aspecto. Las mujeres solventes tienden a esperar, incluso exigir, que sus parejas potenciales sean lo suficientemente atractivos. Mientras que las mujeres cuya situación financiera no es holgada, mantienen como ideal un hombre con dinero.

Si trato de explicar el impacto de estas tres tendencias en mi vida amorosa o sexual, debo decir que algunas de mis one-night stands han sido más una coincidencia que el resultado de una búsqueda: relaciones que no dieron para más, noches espléndidas que sólo fueron eso, noches frustradas que no merecieron mirarse a los ojos a la luz del día. En ambos casos, están resguardadas en el baúl de los recuerdos. En cuanto a lo de "friends with benefits", lo considero una salida cómoda, conveniente, si bien no es un estatus que me llene de gusto. De hecho, si un amigo me presentara de ese modo ante sus amigos, me significaría una postura demasiado cool para mis estándares. Y no es que uno tenga que vivir apasionadamente con la persona con la que mantiene una relación sexual, sin embargo, tampoco creo en la neutralidad de la palabra "amistad con privilegios". Es un juego de términos que manejamos con frecuencia, tal vez ya nos hemos acostumbrado, no obstante, me parece que la amistad es una cosa muy clara, y cuando lleva como apellido "con privilegios", deja de ser eso, amistad. Se convierte en otro asunto, hace gala de una complicidad muy peculiar. Definitivamente, una relación de esa naturaleza requiere de acuerdo mutuo: que nadie espere lo que no va a pasar, que los dos se involucren del mismo modo. Malas noticias: es raro que ello ocurra. Por lo general, o la amistad con privilegios deriva en algo más serio, o alguno de los dos se involucra de más y enloquece, ¿resultado? Fin de la amistad... y de los privilegios.

Ahora, en cuanto al nuevo ideal masculino, me parece que la tendencia no es descabellada. Algo parecido había leído en un libro de Nancy Friday: las mujeres exitosas e independientes seguirían los pasos de los hombres ídem. Ahí la llevan... Y creo que si me dieran a elegir entre un hombre apuesto y un hombre rico, me decidiría por ambos. No, ya en serio, dependería de mi situación de vida. Confieso que mi familia trató de inculcarme la necesidad de casarme con un "buen partido"; sin embargo, los hombres por los que me la he jugado, no han sido necesariamente ricos o guapos (sin agraviar a nadie), más bien resueltos, con ideales, entre zafados y freaks, y (ni modo, ahí va mi cruz), por encima de todo, delirantes.

En conclusión, es positivo que una relación sexual que se escuda en la amistad o viceversa pueda hacerse más fecunda y traer como consecuencia privilegios no sólo en cuanto a la satisfacción, la técnica o el rendimiento, sino en cuanto al conocimiento mutuo. Me gusta la idea de vulnerar estereotipos, aunque no me convence mucho que los hombres entren en cintura por lo mucho que les desconcierta que las mujeres estén desatadas. En cuanto al hombre ideal, el cambiar al hombre rico por el hombre guapo supone un avance en cuanto a la asertividad y la emancipación de la mujer, pero, por otra parte, perpetúa la óptica de "personas como objetos", una cierta actitud de capricho, de exhibir el trofeo.

miércoles, 22 de agosto de 2007

Bar versus Net



No es algo que busque. Tampoco es algo que desdeñe. En mi caso, la propuesta de las citas online se antoja otro frente donde conocer parejas en potencia; echar un ojo a lo que ofrece el bufette, probar un poco de todo, tal vez mucho de alguna cosa, quizás decidirse por algo y volver a empezar... Entiendo que en muchos casos, los romances a través de la red suponen una salida alternativa a la típica y las mas de las veces malograda escena de bar. Esto no significa que el encuentro virtual sea necesariamente atípico o exitoso, lo que sí, altamente socorrido. Estamos hablando de un negocio que genera 500 millones de dólares cada año.

Tan sólo match.com (la página mas popular de citas en la red) ostenta 15 millones de miembros: en promedio 60 mil usuarios de 240 países se inscriben a diario. El competidor más cercano es eHarmony, con 10 millones de miembros, alrededor de 15 mil entradas diarias de internautas que habitan en 200 países.

A nivel mundial, un estudio realizado por una compañía privada entre 170 países, reveló que el Francia encabeza las citas online, seguida de Filipinas y Estados Unidos. A pesar de que la red cumple con el objetivo de acelerar y facilitar los encuentros entre la gente, se cree que los usuarios tendrán mayores posibilidades de conocer personas de su agrado siempre y cuando expresen claramente lo que buscan en alguien, definan el tipo de relación que necesitan (fugaz o duradera; amorosa, amistosa...) y suban una foto de calidad, donde luzcan naturalmente espléndidos, de preferencia tomada en las últimas vacaciones.

Pero, ¿qué tan confiable es el Cupido de nuestros días? Para mucha gente, en especial aquellos que no son usuarios pesados de Internet, las páginas de solteros en la red son para personas desesperadas: 77 por ciento de los no usuarios cree que quienes hacen uso de este servicio son proclives a mentir, mientras que cerca de un tercio piensa que este tipo de relaciones puede llevar a encuentros peligrosos.

La Universidad de Cornell llevó a cabo una investigación a principios de año, según la cual, los hombres suelen buscar parejas jóvenes y atractivas, mientras que las mujeres prestan más atención a la seguridad economica y los estatus social y profesional. En efecto, el temor a que se hace alusión en el párrafo anterior, tiene mucho de verdad: una gran parte de los usuarios tiende a mentir al ingresar sus perfiles. Las mujeres suelen quitarse kilos, los hombres tienden a aumentarse centímetros. Estamos hablando sobre su estatura, lo hasta ahora documentado.

Por otra parte, si bien se miente sobre la edad, no es tan común como se hace en los apartados ya mencionados. Asimismo , un gran número de usuarios tiende a publicar fotografías viejas o inautenticas e ingresar perfiles apócrifos. Es común que dejen espacios en blanco y que no respondan los llamados de interés de otros usuarios. Llama la atención cómo prevalece en la mayoría de los miembros una cierta tensión entre mostrarse atractivo y la tentación a mentir.

¿Cómo se contrarresta esta marcada tendencia a falsificar información? Páginas como eLove cuentan con un comité encargado de precalificar a los miembros a traves de citas en persona. De esa manera, se verifican peso y estatura; se comprueba si están legalmente solteros y si sus fotografías son genuinas y actuales. Igualmente, se constata si existen antecedentes penales y se obliga a los miembros a no dejar espacios en blanco y garantizar respuesta a los demás usuarios. Todas estas medidas sirven como un filtro para personas casadas, escorts y abusadores, entre otros. La idea, dicen sus promotores, es que "gente de verdad, conozca gente de verdad", que se sienta segura de conocerse en persona, como una combinación de lo mejor de las citas tradicionales y las virtuales.

Y, en el caso de la red, ¿qué hace que una persona haga clic en un perfil y tome la iniciativa, qué hace que la otra persona responda? Un estudio de alcance mundial, realizado por una compañía de Estados Unidos, desmiente que la foto sea el disparador para iniciar la comunicación. De hecho, asegura que en 39 por ciento de los casos, el detonante es el perfil escrito; seguido de la compatibilidad de intereses y pasatiempos (32 por ciento) y, finalmente, el aspecto (25 por ciento). ¿Cuánto tiempo toma pasar del chat a la cita en el café o el bar? Este mismo estudio revela que ello es casi una cuestión cultural. Entre estadounidenses y franceses, puede llevar entre una semana y un mes, mientras que los rumanos podrían citarse cara a cara el mismo día en que se han encontrado en la red, si fuera necesario. Según la empresa, 25 por ciento de las relaciones estudiadas, que pasaron de la red a lo personal, culminaron en matrimonio; la mayoría de ellas entre estadounidenses.

Igualmente hay otras iniciativas para apresurar la cita cara a cara, sean propiciadas por las mismas páginas de solteros, o bien por universidades, compañías o bares. El ejemplo más conocido es el de speed dating que reúne cientos de personas, quienes tienen encuentros exprés entre sí, a fin de decidir si podrían dar el paso siguiente... o no. Se supone que son menos estresantes que las típicas citas a ciegas, no obstante conllevan el riesgo de convertirse en encuentros ligeros, tal vez superficiales e insuficientes. Páginas como Chemistry.com se basan en el análisis de personalidades, a fin de garantizar un encuentro prácticamente infalible. Por su parte, Idigo y hurrydate son propuestas de citas "sobre la marcha", a través de los mensajes por la vía del telefono celular.

Una suerte de back to basics son las llamadas Impact dating (que reúne a un grupo de personas con el fin de que se vuelvan amigos y compartan tiempo de calidad en un ambiente realajante, con buena música y muebles cómodos) y Dinner in the dark, que reúne a parejas a la mesa, en una cena a ciegas, donde las personas comparten una charla y los alimentos en la total oscuridad, a fin de conocerse e involucrarse, y cuyas rostros y personalidades son revelados a la hora del postre.

Un recurso menos obvio para muchos son los llamados viajes para solteros o Travel Solo, que van desde excursiones en plena naturaleza (un poco de turismo de aventura) a cruceros y viajes tematicos en castillos, viñedos o rutas gastronómicas.

Como última opción no falta quien recomienda el Reality Show, a sabiendas de que existe una larga lista para anotarse entre los concursantes de este tipo de programas, los cuales, en la mayoría de los casos, no operan bajo un código de espontaneidad, sino que incluso los gestos más naturales de los participantes deben ceñirse a un guión, lo que les resta soltura y credibilidad. Y, más allá de esos factores de índole operativa, está el hecho de la exposición grosso modo de que son víctima los "elegidos": ahí están, a la intemperie, insuficiencias, desatinos, peculiaridades, berrinches, excentricidades...

Entre esta especie de circo romano, donde la vergüenza propia es la diversión ajena; entre el carrusel de candidatos que exhiben su mejor cara o un mejor cuerpo prestado; entre las posibilidades de avanzada de ordenar un amante a la medida ("Pero si yo lo pedí sin tatuajes", reclamaba una mujer a la compañía de solteros, cuando descubrió que el hombre con quien salía estaba diminutamente tatuado a la altura de la baja espalda)... entre todo ello, creo que prefiero insistir en la "escena típica del bar": cuando menos ahí existe la posibilidad de curarse la decepción con un buen trago, for God's sake.

miércoles, 15 de agosto de 2007

¿Strip poker, lei bien?

martes, 14 de agosto de 2007

F-e-t-i-c-h-e-s



Sólo creo en dos condiciones para que un adulto contempo se involucre con juguetes ídem: delirio y complicidad, pero, ¿acaso no es lo mismo que se requiere incluso en el menos intervenido de los actos sexuales?

La imaginación resuelve el problema, así se trate de un trozo de hule fosforescente o de la réplica del pene del actor porno John Holmes: venoso y gigante; de un collar de canicas de gel o de un consolador para penetración anal hecho de silicón en color piel.

Aunque sea raro que alguien admita que los compra, la popularidad de los llamados juguetes para adultos va en aumento. Ante la competencia generada en el mercado, los productos se han vuelto complejos y sofisticados: ahora son más callados y discretos, poderosos y "naturales". Se pueden llevar en la bolsa, en el bolsillo, en la guantera. Los hay con velocidad graduable y en distintos tamaños: cuatro, cinco, ocho, 10 pulgadas; en diferentes colores: metálicos o fluorescentes; lisos o con venas repujadas; con o sin testículos, con o sin vello, con o sin aroma, con o sin clítoris, como en el caso de las vaginas que prometen succión suave y ligera.

Hay vibradores de seis pulgadas y multicolores, puramente tubulares, que pueden pasar por instrumentos de masaje yotros más rebuscados como el marciano (de dos penes) o el realísimo "Kong" (con grosor de dos pulgadas). Las bombas "desarrolladoras" (en promedio 400 pesos) son todas iguales, casi aburridas: su único chiste parece ser el colorido (como Green Monster, para "liberar el monstruo") y las fotografías de los empaques, donde los modelos exhiben los enormes resultados de la succión.

Otros juguetes se antojan ambiciosos y multifacéticos como los anillos para pene con estimulador de testítulos y un bulbo extra que se haga cargo del clítoris durante la penetración. El Dragón es un destacado consolador que promete la satisfacción integral y simultánea de la mujer: es rotatorio y tiene un brazo saliente con punta suave y luz roja para acariciar los labios genitales. Encendido recuerda los animalitos giratorios que los niños suelen exigirle a sus padres cuando van a Disneyland o al circo Ringling Brothers. Es el número uno en su tipo y existe una versión un poco menos glamorosa llamada The Boss.

Los inflables son punto y aparte. En la caja puede mirarse la suculenta foto del actor en cuestión, y lo que saca de ahí es un muñeco con ojos asustados, boca de alarido y tres orificios gratamente estrechos. Los "vellos" están como salpicados en la piel de plástico y el tamaño del miembro es menor de lo que uno espera. En cuanto a las muñecas, hay cierta evolución: no sólo las hay con mirada fija sino con pestañas tupidas y ojos que se abren y cierran. Una de las más rebuscadas es Talking Lora, que solloza, gime y pide más, pero en inglés.




DESTINO SEX SHOP

No toda la gente llega a una sex shop pidiendo dos vibradores Jumbo. A algunos les toma un poco más de tiempo animarse a probar los productos. Muchas de estas tiendas cuentan con vendedores de trato amable que no se quedan mirando demasiado al cliente y que se ponen a sus órdenes como en cualquier boutique. Pero si el vendedor está siendo irrespetuoso, siéntase con la libertad de decírselo o abandonar el local. No se es menos "cool" o menos adulto contempo por no soportar las intromisiones de un desconocido que le quiere ofrecer una prueba para convencerle de las bondades de las canicas vaginales.

Más allá de juguetes, revistas y videos XXX, puede comprarse bromas y recuerdos para despedidas de solteros, así como lencería atrevida. No todo es transparente o atigrado. También hay baby-dolls para "niñas buenas" y modelos de camisonas largos y sensuales, tipo Morticia.

Más vale asegurarse de que el producto esté bien empacado. Si la caja está dañada, al menos hay que confirmar que el juguete esté contenido en una bolsa sellada o hermética. El algunas tiendas, los consoladores más baratos ni siquiera cuentan con caja, sino que están envueltas en plastipack, como tortas para llevar.

Lo mejor es que, antes de que al adulto contempo le ganen las prisas, se tome el tiempo de leer los instructivos. Lamentablemente, la traducción al español de este tipo de productos es pobre y no hace muchas diferencias entre uno y otro juguetes.

Aun cuando los empaques estén bien cerrados, los juguetes deben revisarse y limpiarse con cuidado, una vez que se retiren de los empaques. En caso de que tengan puntas rugosas, a veces éstas se pueden reducir con una lima de uñas. En el caso de los que son de plástico y tienen olor muy penetrante, se recomienda "airearlos".

Los juguetes deben limpiarse entre cada uso pues está comprobado que no estánlibres de contagio de enfermedades venéreas. Si en esos momentos lo que menos pasa por la cabeza del adulto contempo es limpiarlos, al menos debe usarlos con condón. Por otra parte, no importa cuán suave y gelatinoso parezca el juguetito, es imperativo usarlo con cantidades industriales de lubricante. Entre éstos, son preferibles los que están hechos a base de agua, ya que los de aceite suelen dañar los productos de látex.

Por último, aunque el adulto contempo haya quedado fulminado o se encuentre rendido, debe darse un tiempo para retirarle las baterías a los los juguetes u limpiarlos bien antes de guardarlos. Lo ideal es conservarlos en un lugar fresco, lejos del polvo y la humedad, donde no reciban la luz del sol de forma directa.


(Tomado de Juguetes para adultos, de Rose Mary Espinosa, Revista dF, Edición especial de sexo)

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