Adulto Contempo

No es un niño... No es precisamente un adulto... Entonces, ¿qué es? Adulto Contempo: tendencias, clichés, obsesiones. Todos los miércoles de 18 a 19 hrs. por www.quiteloudfm.com

martes, 24 de julio de 2007

Aficion por oprimir botones





INOCENTES JUGUETES PARA ADULTOS: LOS GADGETS

Esa tierna, casi aniñada, aunque costosa, tendencia a sentarse en un sillón de masaje, esa inoportuna obsesión por oprimir botones y girar palancas... ¿es una necesidad, una sofisticación, mero rebusque?

Año con año, mes con mes, modelo con modelo, los gadgets actuales sustituyen uno o varios de sus antecesores, los potencian y comprimen más de una función. No obstante, la promesa de venta suele ser la misma: economía de espacio (al ser cada vez más compactos, portátiles o ligeros... liviandad que, dicho sea de paso, suele compensarse con los aditamentos extra, tales como cables, cargadores y baterías); economía de tiempo (en sintonía con la exigencia actual de beneficios instantáneos); economía de enegía (en el caso de aquellos que funcionan con iones y baterías recargables); integración al medio ambiente (es cierto: no son naturales, pero muchos de ellos parecen serlo y otros más prometen ser mejores que la propia naturaleza, como los soothing, sonidos ambientales que relajan por ser más fieles que el mismo canto de las cigarras)...

Con todo, si existe un común denominador de los gadgets, ése es el del precio: siempre cuestan más de lo que valen. En principio, no hay modo de comprobar todas las bondades que garantizan, así que no queda más que otorgarles el beneficio de la duda y cerciorarse, con el paso del tiempo, que no eran para tanto.

Pero, insisto, esto suele comprobarse una vez que ya es muy tarde: el dinero se gastó, el objeto se estropeó o terminó intacto, olvidado bajo la cama, en una esquina del armario. Cuando son novedad, los gadgets son poderosos, multi tasking, relucientes. Y los hay para casi todos los aspectos de la vida diaria. Por ejemplo, en cuidado personal, entre mujeres adultas contemporáneas ya no se habla de secadores de pelo sino de "diseñadores de cabello", como el INFINIT HAIR DESIGNER, que cuesta 60 dólares y alacia, da brillo, controla el frizz o electricidad y, además, reduce el daño al cabello, lo cual no significa que no daña, sino que daña menos que otros aparatos. Como es usual en algunos gadgets, éste cobra vida, es decir, incluye un cepillo que sujeta el cabello y rota 360 grados para desenredar, alaciar y dar brillo de una sola vez. Sólo esperamos que no se descomponga y se quede dando vueltas solo. ¡Ouch!

Tal parece, los adultos contemporáneos no tienen tiempo suficiente para cepillarse bien los dientes, hacer enjuagues bucales y mucho menos para pasarse el hilo dental. Eso ha sido considerado por quienes diseñan y rediseñan gadgets, de ahí que ahora existan "irrigadores orales", compactos e inalámbricos, que, supuestamente, llegan de modo más rápido y efectivo a los lugares más recónditos, donde se encuentran los gérmenes microscópicos.

Una de las palabras que más repite el adulto contemporáneo en el trabajo (especialmente a las posiciones que están a su cargo) es: "¡Resultados!". Sin duda, espera lo mismo de la oferta de aparatos, ideados para facilitarle la vida. Sólo un adulto contemporáneo le ve sentido a comprar una báscula de cristal (100 dólares) con capacidad para medir no sólo la masa corporal, sino los niveles de grasa y colesterol, en lugar de hacerse los análisis convenientes.

Por otra parte, es común que los adultos contemporáneos con empleos (más o menos) bien remunerados se hayan convertido en adictos al trabajo (workaholics) y que ello, a pesar de las ventajas que implica, les impida, por otra parte, dedicarle más tiempo a sus pasatiempos o actividades favoritas, como ir al gimnasio todos los días. Otra vez, sólo un ocioso adulto contemporáneo compra una "bicicleta estacionaria portátil" (80 dólares), la cual incluye pedales intercambiables para trabajar los brazos y se puede usar mientras uno está sentado o colocarse sobre la mesa o el escritorio. Tiene, además, una pantalla que muestra la velocidad y la distancia, así como cronómetro, odómetro y un estimado de las calorías que se queman. Desde luego, además de ligera y compacta, sigue las reglas de etiqueta de este tipo de gadgets, es decir, es un artefacto discreto, que puede guardarse debajo de la cama o el escritorio.

Pobre del adulto contemporáneo. Dada la extralimitada jornada de trabajo y ahora también una extendida rutina de ejercicios, se merece un buen (y nada módico) descanso. El adulto contemporáneo ha probado infinidad de sillones y futones, pero dado su afán de resultados, sólo un "reclinador anti gravedad" (150 dólares) puede convencerlo: se dice que este silloncito es lo último para relajación en exteriores, puesto que la persona experimenta la sensación de flotar, además de que, ahora resulta, ayuda a arrullar la espina dorsal gracias a una postura libre de estrés, eleva las piernas por encima del corazón para mejorar la circulación de la sangre, aligera la tensión muscular y mejora el acceso de oxígeno pues expande la capacidad pulmonar. Y todo esto tras una breve siesta.

Para el adulto que, además de descanso, necesita un apapacho, se ha diseñado Ultimate Human Touch™ Massage Chair, que garantiza un masaje robotizado. Esta silla de masaje está cubierta de piel auténtica y contiene varias sesiones de masaje, las cuales ofrecen alivio muscular integral, terapia deportiva y de espalda, masaje de pies, piernas y cadera, de cuello y hombros, así como estiramientos idóneos para despues de una larga jornada laboral, alivio al despertar y antes de irse dormir. Estas ondas vibratorias se supone que reactivan la circulación de la sangre y ayudan a rejuvenecer.

Claro que el adulto contemporáneo que quiere salvar el mundo (generalmente el mundo de su empresa o partido político) no tiene suficiente con cabecear un ratito, así sea sobre el reclinador más sofisticado. Al pobre AC le agobian toda suerte de problemas y preocupaciones, especialmente antes de irse a la cama, lo que, en efecto, entorpece sus hábitos de sueño. De ahí que a alguien se le haya ocurrido una idea tan brillante como el llamado The StressEraser™, literalmente, un borrador de estrés, por 300 dólares, y que se ofrece como un paliativo a la llamada "epidemia de estrés". El Stress Eraser es un aparatito que cabe en la mano y que ofrece BIO retroalimentación para tranquilizar la mente y relajar el cuerpo en 15 minutos. Se supone que el artefacto puede "entender" la forma en que se manifiesta nuestro estrés psicológico y funge como guía para sincronizar nuestra respiración con un patrón llamado "BreathWave", también marca registrada, por cierto.

La promesa de este pequeño aparato es que, al cabo de dos sesiones diarias de 15 minutos por la noche, los adultos contemporáneos se sentirán:

o Más tranquilos
o Más pacientes
o Con más energía durante el día

A toda acción corresponde una reacción. Aquel adulto contemporáneo que cae en estado de sueño profundo corre el riesgo de no levantarse a tiempo para reincorporarse a sus vertiginosas labores. "Verilux Rise & Shine Natural" incluye cuatro funciones en un solo aparatito: es reloj, es alarma, es radio y es lámpara. Desayunos con proveedores, comidas con columnistas, cenas con aspirantes a ocupar la vacante de secretaria trilingüe e idas con clientes al table dance... La razón de que exista una lámpara en tan pretencioso aparatejo es simple: el adulto contemporáneo que se dedicó mañana, tarde y noche a esmerarse en aumentar sus ganancias y, por ende, las del patrón, no puede ser despertado de forma súbita y desconsiderada por la luz del día. El "Verilux Rise..." (149 dólares) se enciende y apaga de manera gradual, a fin de simular un amanecer y un anochecer reales. Igualmente, el volumen del audio se incrementa de manera paulatina. En ambos casos, la graduación puede ir de cinco minutos a una hora para los que son duros de despertar o arrullar.

Hay otro tipo de gadgets cuyo motivo de compra tiene menos que ver con autogratificaciones o con mostrarse superior ante el compañero de trabajo o el vecino, sino que se adquieren para hacerse el simpático en el grupo, para que, si por uno mismo no es santo de devoción de nadie, al menos sea digno de que le hagan plática por las "cosas tan raras y estrambóticas" y que sólo a él se le ocurre traer o encargar del otro lado. Como ejemplo está la llamada cámara octagonal (40 dólares), capaz de tomar ocho fotografías en 2.5 segundos y que produce un efecto llamado "pop art".

Un poco en esta línea está en consumidor compulsivo que necesita de meta-gadgets que pongan en orden su peligrosa posesión de gadgets. Así ocurre con los clips para sujetar los cables y que guardan todo tipo de formas; o con los "porta controles remotos" o con los estuches de adaptadores de corriente múltiples...

Desde luego, el acierto en el mundo de los gadgets está íntimamente relacionado con la aplicabilidad cotidiana que tengan dichos elementos; de ahí la preeminencia de lo relacionado con telefonía, reproducción de imágenes, música y videos.

En cambio, el que consume gadgets por amor al arte y que no se detiene a reparar en la funcionalidad de cada cosa que adquiere puesto que lo que más le satisface es ver la cara de envidia que hacen sus amigos o vecinos, corre el riesgo de convertirse en un coleccionista de tonterías, lo cual puede hacer que los demás le pierdan el respeto y cambien el rostro de envidia por uno de lástima. En este sentido, si alguien está dispuesto a adquirir Z-Box, léase una recámara extra, con poco más de 4 m2 de superficie, bóveda de policarbonato traslúcido, ventanas y piso de laminado, espacio para una cama, libreros, lámparas 12 pies de superficie y con un costo de 8 dólares, podría antes plantearse la posibilidad de invertir esa misma cantidad en un loft.

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